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Todos los monasterios cistercienses se organizan de manera muy similar,
todos están dirigidos por un abad, que es el encargado de ordenar la vida
de la comunidad, es elegido por los monjes y será el que represente a la
comunidad en las reuniones generales de la orden (capitulo general).
Está auxiliado por el prior que es nombrado por el abad, y es el primero
(prior) de los monjes. El tesorero, es el encargado de llevar las cuentas
de la abadía. El cillero, es el responsable del almacén de alimentos (cilla).
El sacristán es el encargado de la realización de las actividades del culto
y es el que llama a la oración. El hospedero, adjunto al cillero, es el
encargado de acoger y atender a los huéspedes. Durante los rezos del día
el chantre dirigirá el coro de los monjes y dirigirá las procesiones y en
caso de no existir bibliotecario, se encargará de la custodia de los libros.
El portero es el que guarda la entrada de la abadía. Completará la
plantilla el enfermero encargado de la atención a los enfermos y de
elaborar las fórmulas con las plantas medicinales.
Los monjes
La vida del monje del Cister se basa en el retiro y la pobreza para llegar
a través de la oración, a la comunión con Dios. Las abadías cistercienses
se ponen bajo la advocación de la Virgen, a la que profesan una
devoción especial. La comunidad monástica vive en regimen de autarquía,
fuera de las costumbres y modas de la época, rechazando los beneficios
eclesiásticos, aunque con el paso del tiempo, los abades del cister llegaron a
tener una gran influencia dentro de la iglesia, incluso llegando alguno
de ellos al papado (Eugenio III). El propio Bernardo de Claraval tuvo una
gran influencia en su época, llegando a ser llamado por el Papa para
predicar la segunda cruzada. La entrada en el monasterio se produce como
novicio, que es dirigido en el aprendizaje por algún monje anciano,
conviviendo juntos dentro del monasterio los monjes y los novicios,
excepto en las reuniones del capítulo cuando los monjes entrarán en la
sala capitular y tomarán asiento en torno al abad, quedando los novicios
en el exterior, asistiendo a la reunión a través de las ventanas, pero sin
poder participar en el. Al termino del noviciado, pronuncia solemnemente
delante del abad y la comunidad, los votos de estabilidad, obediencia y
conversión de costumbres, tras lo que se convierte en monje profeso.
Tendrá como único vestido una túnica de color crudo, que es la que
dará a los cistercienses el sobrenombre de "monjes blancos".
Estará sometido a la regla de San Benito y vivirá en silencio.
La jornada estará marcada por la liturgia de las horas, y el resto
del tiempo lo dedica a la lectura de textos sagrados y al trabajo
manual. Una particularidad de los cistercienses es la reunión
diaria del capítulo conventual, donde tras la lectura y comentario
de algún capítulo de la regla, se produce la confesión pública de las
culpas. El monje no puede vivir fuera de la clausura, no puede
desplazarse a las granjas. En el monasterio no pueden entrar mujeres.
Las monjas
Si bien cuando se escribe el Novum Monasterium, no se hace mención
de las mujeres, e incluso se descarta cualquier presencia femenina dado
que en la regla de San Benito, no se mencionaba que mujeres hubieran
accedido a sus monasterios, el problema de las monjas se plantea a partir
de 1112, con la llegada de Bernardo junto con sus treinta compañeros,
algunas de sus esposas y familiares, también desean entrar en la vida
monástica, pero no existe ninguna estructura para acogerlas. Bernardo
se encarga de interceder en la abadía de Molesme, y se crea un priorato
de monjas en Jully, donde Molesme posee una iglesia y el Conde de Milon
de Bar les dona un castillo. Allí se trasladan las religiosas de Molesme
y allí toman el hábito. El primer reglamento del priorato, se lo da el
sucesor de Roberto de Molesme, el Abad Guido de Châtel-Censoir.
En un segundo reglamento escrito entre 1118 y 1132, se establece la
clausura estricta y la abstinencia de carne. Una monja de Jully será
la primera abadesa de Tart que formará la primera abadía cisterciense
femenina, que dependerá orgánicamente del abad de Cister.
La abadía de Tart pronto tendrá otras abadías hijas, y se reunirán
anualmente en la casa madre bajo la presidencia de la abadesa
de Tart y del abad de Cister. La primera actuación del capítulo
general sobre una abadía de monjas, se produce en 1187, y tiene
como objeto la de las Huelgas, a la que se autoriza a ser la
casa madre que agrupe a todas las monjas del reino, cumpliendo
la voluntad del rey Alfonso VIII de Castilla.
Las granjas
Los monasterios primitivos se fundan en zonas apartadas de los
núcleos de población, en medio de campos, bosques o en el centro de
valles, siempre cerca de un curso de agua. La orden del cister
siempre da valor al trabajo manual de los monjes que inicialmente
se dedican a cultivar las tierras que rodean el monasterio, con el
tiempo, estas tierras van creciendo gracias a las donaciones, con lo
que los terrenos de cultivo se alejan del monasterio. Para resolver
este problema los monasterios cistercienses fundan granjas, donde
trabajan legos, bajo la supervisión del cillerero de la abadía .
Las granjas no pueden estar a mas de un día de camino de la
abadía, y normalmente tiene a su cargo terrenos de unas docenas
de hectáreas, donde se cultivan cereales, prados de pastos, bosques
que proporcionan madera y en algunos monasterios, viñedos que
permiten elaborar el vino que formará parte de las dieta de los
monjes. Para ayudar a los conversos, mano de obra religiosa y
gratuita, pero no siempre abundante, la orden prevé la
contratación de mano de obra asalariada o mercenarii.
La organización de las granjas permite a los cistercienses
tener grandes conocimientos de agricultura, ganadería e hidráulica,
lo que permite una organización capaz de aportar una gran
contribución al desarrollo y revalorización de los terrenos en toda
Europa y especialmente en la Península Ibérica, donde la falta de
población y la adquisición de nuevas tierras durante la reconquista,
harán de su capacidad un bien deseado por los reyes y nobles de
los reinos ibéricos. Los cistercienses no se limitaban al trabajo
agrícola, en algunas abadías se explotaban salinas, fabricaban
cerámica y en aquellas donde vivían monjes de elevada formación
cultural existían scriptorium, donde los monjes copiaban libros.
Los Conversos
Inicialmente los conversos o legos son laicos reclutados para ayudar
a los monjes en las tareas mas pesadas, participan en los oficios de
la mañana y de la tarde. Posteriormente se publican reglamentos
relativos a ellos y su actividad. Finalmente los conversos son religiosos,
tras un noviciado en el que son formados en la regla benedictina,
renuncian a los bienes materiales y se someten a la autoridad del Abad.
Los conversos llevan barba, visten hábito marron y viven en las granjas
o en los monasterios en zonas reservadas a ellos. En la iglesia entran
por una puerta distinta a los monjes y se sitúan en una zona separada
de los profesos por una galería. Los conversos no pueden hacerse monjes.
No se puede entender, desde la estructura de la sociedad actual,
esta división entre profesos y legos, pero en la edad media, lo
s monjes eran en general hijos de familias nobles o adineradas,
que entraban desde jóvenes a profesar en la religión. Por tanto los
legos eran gente del pueblo llano, sin recursos, y que a cambio de
manutención y cobijo, se sometían a la disciplina de la orden y
trabajaban para ellos.
Fundación de nuevas abadías
Se pueden producir de dos maneras, por la creación "ex novo",
es decir donde no existía previamente ninguna estructura, en
este caso se suele producir por la donación de tierras y bienes por
parte de reyes y nobles, que lo hacen a los monjes de un monasterio
ya consolidado, solicitando la formación de uno nuevo, del monasterio
, saldrán generalmente doce monjes, que ocuparán los terrenos y iniciarán
la construcción de los edificios necesarios para la supervivencia de la comunidad.
Algunas de estas fundaciones, se hacían donde ya existían previamente
comunidades de anacoretas, o en terrenos donde se han producido
fenómenos religiosos, como aparición de imágenes, o visiones de luces.
La otra forma de fundación es la de adhesión, por la que una comunidad
ya formada, solicita la inclusión en la orden de Cister.
En este caso, la orden cisterciense envía un emisario para comprobar
la disposición de la comunidad y si la zona es adecuada para la
supervivencia de la comunidad futura, una vez dado el visto bueno
puede que algunos monjes de otro monasterio pasen a formar parte
del nuevo. La abadía de donde saldrán los monjes será la abadía madre
de la nueva y su abad tendrá que ir una vez al año a supervisar la situación
de la nueva. Como ya se ha dicho las cuatro casas madre fundadoras
de todas las demás fueron Citeaux, La Ferté, Pontigni, Morimond y Claraval
, todas las demás abadías son hijas o filiales de estas en primer, segundo
o tercer grado. Así por ejemplo, Poblet es una filiación de Fontfroide,
que a su vez es filial de Grandselve y a su vez filial de Claraval.
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lunes, 8 de agosto de 2016
9:28:00
A
Historia
66 comments
jueves, 4 de agosto de 2016
12:42:00
A
Monjes
21 comments
Nuestras Constituciones definen a la Orden como "un Instituto Monástico de vida íntegramente dedicada a la contemplación. En soledad y silencio, en oración constante y gozosa penitencia, ofrecen los monjes a la Divina Majestad un servicio humilde y digno a la vez, observando la Vida Monástica según se determina en las Constituciones" (Cfr. CIC, canon 674). Consagrados por nuestra Profesión a la búsqueda de Dios en la oración, en la soledad del monasterio y en el seno de una comunidad fraterna, nuestro día transcurre repartido entre la celebración cantada de la Liturgia de las Horas (a la cual "nada se debe anteponer en el monasterio", según prescribe S. Benito en su Regla), y entre el trabajo, sobre todo manual, y la Lectio Divina.
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La jornada en Santa María del Paraíso comienza cuando a las 4 AM la campana invita al monje a dejar el descanso nocturno para comenzar, todavía en la madrugada, el rezo de la primera hora litúrgica del día, las Vigilias, la alabanza nocturna a Dios mientras la naturaleza y los hombres duermen; el monje es así un vigía que, orando hasta que El vuelva, en el corazón de la Iglesia encarna y materializa en el ritmo del devenir cósmico, el deseo de la Iglesia-Esposa por la venida de su Señor.
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Todo esto el monje lo vive en soledad, mas no en solitario. Nota fundamental del monacato cisterciense es su carácter cenobítico, por el que el monje vive siempre en comunión de vida y de bienes con los hermanos que Dios ha llamado a su misma Comunidad, siendo esto sellado y sancionado por un voto público el día de su Profesión: es el Voto de Estabilidad por el que el hermano se compromete a vivir y morir en esa misma Comunidad a la que Dios le llamó un día, y con aquellos hermanos que Dios mismo le presenta para siempre como don y ayuda en su caminar. El monasterio se convierte así en una schola caritatis, una "escuela del amor" (como gustaban llamarlo los primeros cistercienses), en el que los valores humanos se fomentan e incrementan a la sombra de una vida de intensa relación con Dios. La paz y la alegría que irradian las comunidades cistercienses es la prueba incontestable de que ambos polos, vividos en fidelidad, no sólo no se excluyen sino que se necesitan y complementan para ayudar a la persona a alcanzar su plena madurez humana y espiritual.
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12:41:00
A
hospederia
17 comments
Tal y como contempla la Regla de S. Benito, el Monasterio tiene también una hospedería por la que la Comunidad monástica comparte los frutos de su oración y su trabajo con aquellas personas que los necesiten Según nuestras Constituciones: "Por providencia de Dios, los monasterios son lugares santos, no sólo para quienes participan de la misma fe, sino para todos los hombres de buena voluntad" Por ello. "Los hermanos recibirán con bondad y reverencia a todos aquellos que la Divina Providencia guíe al Monasterio, sin que este servicio perturbe la quietud monástica".
TESTIMONIO
LA EXPERIENCIA DE UNA HUÉSPED EN
EL MONASTERIO CISTERCIENCE SANTA MARIA DEL PARAÍSO
LA EXPERIENCIA DE UNA HUÉSPED EN
EL MONASTERIO CISTERCIENCE SANTA MARIA DEL PARAÍSO

A la entrada del monasterio se lee: "Esta es casa de oración, mansión de paz…"; ¡lugar de silencio y paz! y se siente nuevamente el asombro que es el contraste con la vida violenta, bulliciosa y saturante de la ciudad. El silencio no tiene sabor a soledad ni a vacío; ese profundo silencio se convierte en paz interior, la cual aparece en los ojos y no es transferible al otro. ¿No será acaso "topar" un poco a Dios?
Ir a la Trapa es una experiencia existencial en pos de la búsqueda de trascendencia que tenemos todos los seres humanos. Permite sumergirnos en las profundidades de nuestro yo, en donde no hay cabida para los maquillajes, las justificaciones, ni las mentiras con uno mismo. La verdad y la libertad se convierten en los desafíos a ser conquistados e incorporados en la vida de cada día, sobre todo en las pequeñas cosas.
El silencio y la soledad del Monasterio, donde viven los monjes a manera de "Guardianes del Mundo", incita a hacernos preguntas sobre la mundaneidad, el sentido de la dignidad humana, del valor de la vida tan maltratada y menospreciada en las relaciones personales, comunitarias, institucionales; en las esferas de la política y del poder...
La soledad vivida con estos descubrimientos no es soledad, es la condición necesaria para cerrar los círculos dolorosos del pasado y abrir otros nuevos que limpian lentamente los ojos para poder ver a Dios.
12:40:00
A
hospederia
19 comments
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Monasterio de Santa María del Paraíso
Casilla 259 LATACUNGA (Cotopaxi) ECUADOR Tel/Fax: 593-32-726483 |


12:39:00
A
cisterciense
10 comments
MONASTERIO CISTERCIENSE FUNDADO EN 1997 POR EL MONASTERIO DE SAN ISIDRO DE DUEÑAS ( PALENCIA ),EN ECUADOR EN UN LUGAR DE ORACIÓN,TRABAJO Y SILENCIO.
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