lunes, 8 de agosto de 2016



Todos los monasterios cistercienses se organizan de manera muy similar, 
todos están dirigidos por un abad, que es el encargado de ordenar la vida
 de la comunidad, es elegido por los monjes y será el que represente a la 
comunidad en las reuniones generales de la orden (capitulo general). 
Está auxiliado por el prior que es nombrado por el abad, y es el primero
 (prior) de los monjes. El tesorero, es el encargado de llevar las cuentas
 de la abadía. El cillero, es el responsable del almacén de alimentos (cilla).
 El sacristán es el encargado de la realización de las actividades del culto
 y es el que llama a la oración. El hospedero, adjunto al cillero, es el 
encargado de acoger y atender a los huéspedes. Durante los rezos del día
 el chantre dirigirá el coro de los monjes y dirigirá las procesiones y en
 caso de no existir bibliotecario, se encargará de la custodia de los libros.
 El portero es el que guarda la entrada de la abadía. Completará la
 plantilla el enfermero encargado de la atención a los enfermos y de
 elaborar las fórmulas con las plantas medicinales.
Los monjes
La vida del monje del Cister se basa en el retiro y la pobreza para llegar
 a través de la oración, a la comunión con Dios. Las abadías cistercienses
 se ponen bajo la advocación de la Virgen, a la que profesan una 
devoción especial. La comunidad monástica vive en regimen de autarquía,
 fuera de las costumbres y modas de la época, rechazando los beneficios 
eclesiásticos, aunque con el paso del tiempo, los abades del cister llegaron a
 tener una gran influencia dentro de la iglesia, incluso llegando alguno 
de ellos al papado (Eugenio III). El propio Bernardo de Claraval tuvo una
 gran influencia en su época, llegando a ser llamado por el Papa para 
predicar la segunda cruzada. La entrada en el monasterio se produce como 
novicio, que es dirigido en el aprendizaje por algún monje anciano, 
conviviendo juntos dentro del monasterio los monjes y los novicios, 
excepto en las reuniones del capítulo cuando los monjes entrarán en la
 sala capitular y tomarán asiento en torno al abad, quedando los novicios
 en el exterior, asistiendo a la reunión a través de las ventanas, pero sin
 poder participar en el. Al termino del noviciado, pronuncia solemnemente
 delante del abad y la comunidad, los votos de estabilidad, obediencia y 
conversión de costumbres, tras lo que se convierte en monje profeso. 
Tendrá como único vestido una túnica de color crudo, que es la que 
dará a los cistercienses el sobrenombre de "monjes blancos". 
Estará sometido a la regla de San Benito y vivirá en silencio.
 La jornada estará marcada por la liturgia de las horas, y el resto 
del tiempo lo dedica a la lectura de textos sagrados y al trabajo 
manual. Una particularidad de los cistercienses es la reunión 
diaria del capítulo conventual, donde tras la lectura y comentario 
de algún capítulo de la regla, se produce la confesión pública de las
 culpas. El monje no puede vivir fuera de la clausura, no puede 
desplazarse a las granjas. En el monasterio no pueden entrar mujeres.
Las monjas
Si bien cuando se escribe el Novum Monasterium, no se hace mención
 de las mujeres, e incluso se descarta cualquier presencia femenina dado
 que en la regla de San Benito, no se mencionaba que mujeres hubieran
 accedido a sus monasterios, el problema de las monjas se plantea a partir
 de 1112, con la llegada de Bernardo junto con sus treinta compañeros,
 algunas de sus esposas y familiares, también desean entrar en la vida 
monástica, pero no existe ninguna estructura para acogerlas. Bernardo 
se encarga de interceder en la abadía de Molesme, y se crea un priorato 
de monjas en Jully, donde Molesme posee una iglesia y el Conde de Milon
 de Bar les dona un castillo. Allí se trasladan las religiosas de Molesme 
y allí toman el hábito. El primer reglamento del priorato, se lo da el 
sucesor de Roberto de Molesme, el Abad Guido de Châtel-Censoir.
 En un segundo reglamento escrito entre 1118 y 1132, se establece la 
clausura estricta y la abstinencia de carne. Una monja de Jully será
 la primera abadesa de Tart que formará la primera abadía cisterciense 
femenina, que dependerá orgánicamente del abad de Cister. 
La abadía de Tart pronto tendrá otras abadías hijas, y se reunirán
 anualmente en la casa madre bajo la presidencia de la abadesa 
de Tart y del abad de Cister. La primera actuación del capítulo 
general sobre una abadía de monjas, se produce en 1187, y tiene
 como objeto la de las Huelgas, a la que se autoriza a ser la 
casa madre que agrupe a todas las monjas del reino, cumpliendo 
la voluntad del rey Alfonso VIII de Castilla.

Las granjas
Los monasterios primitivos se fundan en zonas apartadas de los 
núcleos de población, en medio de campos, bosques o en el centro de
 valles, siempre cerca de un curso de agua. La orden del cister 
siempre da valor al trabajo manual de los monjes que inicialmente
 se dedican a cultivar las tierras que rodean el monasterio, con el
 tiempo, estas tierras van creciendo gracias a las donaciones, con lo 
que los terrenos de cultivo se alejan del monasterio. Para resolver
 este problema los monasterios cistercienses fundan granjas, donde 
trabajan legos, bajo la supervisión del cillerero de la abadía . 
Las granjas no pueden estar a mas de un día de camino de la
 abadía, y normalmente tiene a su cargo terrenos de unas docenas
 de hectáreas, donde se cultivan cereales, prados de pastos, bosques 
que proporcionan madera y en algunos monasterios, viñedos que 
permiten elaborar el vino que formará parte de las dieta de los 
monjes. Para ayudar a los conversos, mano de obra religiosa y
 gratuita, pero no siempre abundante, la orden prevé la 
contratación de mano de obra asalariada o mercenarii. 
La organización de las granjas permite a los cistercienses
 tener grandes conocimientos de agricultura, ganadería e hidráulica,
 lo que permite una organización capaz de aportar una gran 
contribución al desarrollo y revalorización de los terrenos en toda
 Europa y especialmente en la Península Ibérica, donde la falta de 
población y la adquisición de nuevas tierras durante la reconquista, 
harán de su capacidad un bien deseado por los reyes y nobles de
 los reinos ibéricos. Los cistercienses no se limitaban al trabajo
 agrícola, en algunas abadías se explotaban salinas, fabricaban
 cerámica y en aquellas donde vivían monjes de elevada formación 
cultural existían scriptorium, donde los monjes copiaban libros.
Los Conversos
Inicialmente los conversos o legos son laicos reclutados para ayudar 
a los monjes en las tareas mas pesadas, participan en los oficios de 
la mañana y de la tarde. Posteriormente se publican reglamentos 
relativos a ellos y su actividad. Finalmente los conversos son religiosos,
 tras un noviciado en el que son formados en la regla benedictina,
 renuncian a los bienes materiales y se someten a la autoridad del Abad.
 Los conversos llevan barba, visten hábito marron y viven en las granjas 
o en los monasterios en zonas reservadas a ellos. En la iglesia entran 
por una puerta distinta a los monjes y se sitúan en una zona separada 
de los profesos por una galería. Los conversos no pueden hacerse monjes.
 No se puede entender, desde la estructura de la sociedad actual,
 esta división entre profesos y legos, pero en la edad media, lo
s monjes eran en general hijos de familias nobles o adineradas, 
que entraban desde jóvenes a profesar en la religión. Por tanto los
 legos eran gente del pueblo llano, sin recursos, y que a cambio de 
manutención y cobijo, se sometían a la disciplina de la orden y
 trabajaban para ellos.
Fundación de nuevas abadías
Se pueden producir de dos maneras, por la creación "ex novo", 
es decir donde no existía previamente ninguna estructura, en 
este caso se suele producir por la donación de tierras y bienes por
 parte de reyes y nobles, que lo hacen a los monjes de un monasterio
 ya consolidado, solicitando la formación de uno nuevo, del monasterio
, saldrán generalmente doce monjes, que ocuparán los terrenos y iniciarán
 la construcción de los edificios necesarios para la supervivencia de la comunidad.
 Algunas de estas fundaciones, se hacían donde ya existían previamente
 comunidades de anacoretas, o en terrenos donde se han producido
 fenómenos religiosos, como aparición de imágenes, o visiones de luces.
 La otra forma de fundación es la de adhesión, por la que una comunidad
 ya formada, solicita la inclusión en la orden de Cister. 
En este caso, la orden cisterciense envía un emisario para comprobar
 la disposición de la comunidad y si la zona es adecuada para la 
supervivencia de la comunidad futura, una vez dado el visto bueno 
puede que algunos monjes de otro monasterio pasen a formar parte 
del nuevo. La abadía de donde saldrán los monjes será la abadía madre
 de la nueva y su abad tendrá que ir una vez al año a supervisar la situación
 de la nueva. Como ya se ha dicho las cuatro casas madre fundadoras 
de todas las demás fueron Citeaux, La Ferté, Pontigni, Morimond y Claraval
, todas las demás abadías son hijas o filiales de estas en primer, segundo
 o tercer grado. Así por ejemplo, Poblet es una filiación de Fontfroide,
 que a su vez es filial de Grandselve y a su vez filial de Claraval.

66 comentarios:

  1. muy interesante como cada monje tiene su funcion en el monasterio y tambien el estilo de vida que llevan, muy diferente a las personas de sectores urbanos

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  2. MUY BUENA INFORMACIÓN PARA CONOCER DIFERENTES LUGARES DE LA CIUDAD.

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  3. Que interesante el tema, es muy importante estar inmersos en este tipo de sucesos :3

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  4. Que interesante el tema, es muy importante estar inmersos en este tipo de sucesos :3

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  5. Buen aporte cultural es importante dar a conocer estos temas.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. que interesante blog me quedo muy impresionado la verdad

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  8. que interesante blog me quedo muy impresionado la verdad

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